Durante muchísimos años los vertederos fueron la “solución” para nuestra basura.
Todo acababa en ciertos sitios en los que se enterraba y se esperaba a que se descompusiera.
No se tenía en cuenta los tiempos que cada elemento necesita para degradarse naturalmente ni los daños que este proceso podría ocasionar al medio ambiente.
¿Qué es un vertedero?
Se suele pensar que un vertedero es algo parecido a un gran agujero, que se rellena con los residuos que los camiones de basura depositan allí.
Hay personal especializado que remueve los desechos con unas enormes máquinas, para que estos se compacten, se disuelvan y desaparezcan.
Pero la realidad de los vertederos es mucho más compleja.
La peor de las opciones a la hora de deshacernos de la basura que generamos es enterrarla, ya que sus consecuencias son nefastas para el medioambiente y por tanto, para todos los que vivimos en el planeta.
El reciclaje, la reutilización o el compostaje son alternativas infinitamente mejores.
El objetivo oficial de los vertederos es “encontrar una solución definitiva al problema de la basura, sin que ello afecte al medioambiente”.
Pero esta meta no siempre se alcanza, puesto que, si no hay un correcto reciclaje de la basura previo a su recogida, separar los detritos antes de enterrarlos es una tarea tan hercúlea como ímproba.
¿Cómo se construye cada vertedero?
Para construir un vertedero se comienza por hacer un estudio de los suelos, luego se cava y se reviste la parte inferior del sitio elegido con un material arcilloso, con uno sintético o con una mezcla uniforme de ambos.
De esta manera se intenta que los líquidos del relleno sanitario que se decantan naturalmente y fluyen hacia las capas inferiores, no lleguen a las fuentes de agua subterránea.
Además, se deben colocar tuberías y elementos especialmente diseñados, para eliminar los gases que puedan formarse a partir de los elementos que entran en descomposición bajo la tierra, con la finalidad de que no se acumulen.
Entre los gases emergentes más comunes figura el metano, que es uno de los que más contribuye al calentamiento global y que además es altamente inflamable, por lo que no se puede permitir que fluya sin supervisión, por lo que se lo extrae y elimina.
En algunos sitios este gas se recupera y se emplea como fuente energética (combustible o electricidad).
¿Qué acaba en un vertedero?
En esto sitios se deposita en forma de relleno sanitario, toda aquella basura que recogen los servicios municipales de cada ayuntamientos.
Estos residuos no pueden ser enviados a las instalaciones de recuperación o a los centros de pretratamientos y/o reciclaje de materiales, que se encargan de dar una segunda vida a los vidrios, papeles, plásticos, aceites, etc.
Estos detritus que serán enterrados son mayoritariamente restos orgánicos, así como bolsas plásticas en las que se desecha la basura y otros elementos que podrían haber sido reciclados, pero que, por falta de información o medios, no fueron correctamente separados.
¿Qué pasa en los vertederos?
Una vez que la basura se entierra y pasa a ser relleno sanitario se producen dos procesos muy diferentes: el de descomposición y el de biodegradación.
Ambos s desarrollan de manera muy lenta y controlada, dado que ese es el fin de un vertedero: que no haya un deterioro rápido de los detritus.
Si se dejase toda la basura al aire libre (como se hacía hace muchísimos años en “basureros abiertos”), expuesta al sol y a los fenómenos meteorológicos, toda la infraestructura resultaría inestable y los vertederos serían un foco de agentes patógenos y contaminantes.
Por ello se colocan capas de tierra sobre la basura y se las aísla.
¿Cuál es la diferencia entre descomposición y biodegradación?
En la descomposición de los elementos no intervienen organismos vivos, ya que son procesos en los que la materia se reduce a componentes moleculares menores por medio de agentes no vivos
Un típico proceso de descomposición es el que sufren las rocas, que por del viento o del agua acaban formando arena.
En cambio, cuando se produce un fenómeno de biodegradación se cuenta con la participación de varios tipos de organismos vivos, como bacterias, protozoos, hongos, etc.,
Son los encargados de realizar el proceso de descomposición de la materia, obteniendo como resultado moléculas o átomos, que se reintegran a la naturaleza como nuevas materias primas.
¿Qué vida útil tiene un vertedero?
El tiempo que se tardará en rellenar un vertedero depende de diferentes factores: componente del suelo, cantidad y tipo de residuos, climatología y un largo etc.,
Por lo que si bien se considera que deben durar unas cuantas décadas (en muchos casos esta vida útil se “alarga” mediante varios procesos), la vida de cada uno es completamente diferente a la de los demás.
En cuanto se completa el llenado del vertedero, este se sella.
En el interior continuarán los procesos de biodegradación y descomposición y el saneamiento total de la zona dependerá del tipo de residuos que contenga.
Los plásticos y las latas pueden demorar cientos de años en desaparecer y el vidrio puede necesitar varios milenios.
Si hay contaminantes altamente tóxicos, la recuperación podría no ser posible o necesitar plazos inimaginables para concretarse.
Conclusión
Es de suma importancia que a los vertederos lleguen materiales que sean fácilmente degradables, como sucede con los restos orgánicos, que además fertilizan la tierra.
Por ello es vital contar con la colaboración ciudadana, que debe tener muy claro qué es lo que hay que reciclar y dónde se lo debe depositar, para evitar que nuestra basura contaminante y los elementos de larga duración acaben como relleno sanitario.
Muchos países ya han logrado eliminar estos sitios con la colaboración activa de sus habitantes y empresas, que reciclan, compostan y separan sus desechos; el sobrante se incinera para generar energía.
De ello se deduce que la mejor forma de gestionar la basura y los vertederos es lograr que sean innecesarios.