Estos son tiempos muy complicados tanto para las personas como para las empresas: el desempleo crece, el consumo cae, la confianza se hunde, el futuro es incierto….
Por eso cuando desde Recytrans me comentaron de la posibilidad de escribir algo en un post, aunque supongo que la idea es que hablara de contenedores de residuos, o de reciclaje o de algún tratamiento, inmediatamente pensé en un par de anécdotas donde destaca una de las mejores características humanas: el ingenio.
El ingenio como motor de creatividad, generador de ideas y sobre todo de soluciones innovadoras que resuelvan problemas, o mejoren lo actual, porque hay que recordar lo que dijo una vez Einstein:
«En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento»
«Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados»
Las empresas y las personas deben buscar nuevas formas de hacer las cosas si los resultados no llegan, o los que llegan no son los adecuados. Personalmente conozco casos con personas de mi círculo que no lo están pasando bien, o con empresas cuya situación es algo comprometida.
Y aunque los tiempos son difíciles, voy a contar un par de historias breves en el que los protagonistas también se encontraron en una situación complicada y consiguieron sortearlas.
Luis XI, rey de Francia, apodado El Prudente, reinó entre los años 1461 y 1483. Cuenta un cronista de la época que andaba por corte un astrólogo de nombre Galeotti. En esos tiempos los astrólogos tenían gran consideración como profetas y sus visiones sobre el futuro se tenían muy en cuenta. Un día Galeotti predijo la muerte de la favorita de Luis XI, que ocurrió una semana después.
El rey enfadado por la súbita muerte dió orden de que arrojaran desde lo alto de la torre al astrólogo; dos guardias le llevaron al borde del abismo y en ese momento, Luis XI, irónicamente le preguntó si podía adivinar el día de su propia muerte.
Galeotti se encontraba con medio cuerpo fuera y el rey le ponía en un aprieto, puesto que su vida y su destino estaban en sus manos. ¿Qué responder si la vida del propio Galeotti estaba en manos del rey?
Sin embargo, el astuto astrólogo y adivino, manteniéndose tranquilo sacó la única respuesta que pudo salvarle, muestra de sutileza e ingenio:
«Moriré tres días antes que su Majestad»
Luis XI, que sabía de las certezas de las predicciones de Galeotti, y ya fuera por temor o por encontrar una respuesta tan ingeniosa, no sólo le perdonó la vida sino que a partir de entonces nunca estuvo tan bien cuidado y atendido.
Otra anécdota muy famosa es protagonizada por Francisco de Quevedo, escritor español nacido en 1580.
Este escritor era muy dado a gastar bromas entre sus amigos y hacer apuestas sobre ellas. Un día, los amigos apostaron que no se atrevería a decirle a la reina y en su cara que era coja, y además que ni se enfadara ni resultara contrariada.
Complicado asunto decirle eso a la esposa de uno de los reyes más poderosos del planeta en esos momentos; sin embargo, la apuesto aumentó de dinero y Quevedo la aceptó.
¿Cómo le diría a la reina que era coja sin que se enfadara?
Llegó el día pensado por Quevedo y se presentó ante la Corte y ante la Reina. LLevaba una rosa en la mano derecha y un clavel en la izquierda. Delante de todos, el genial escritor mostró ambas flores a la reina y haciendo una reverencia le dijo:
«Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja»
Apuesta conseguida.
Los tiempos son difíciles, pero con algo de imaginación, confianza, innovación y sobre todo tenacidad, conseguiremos seguir adelante. Ánimo a todos