Todos los días se vierten miles de litros de aguas a las redes de alcantarillado públicas provenientes de nuestros hogares.
Toda esta agua se dirige hasta las Estaciones de Depuración, donde se limpian y preparan para su devolución a la Naturaleza de una manera segura.
Pero uno de los mayores problemas que se están encontrando es la gran cantidad de otros residuos que acompañan a estas aguas: cada vez hay mayores concentraciones de estos, que ya hablaremos más adelante, y que dificultan enormemente (y en ocasiones imposibilitan) la adecuada limpieza de las aguas.
¿Qué son las aguas residuales?
Las aguas residuales son todas aquéllas que salen de nuestros hogares a través de los desagües. Puede ir más o menos sucia, incluso si abres el grifo y dejas caer solamente el agua, ésta ya se convierte en residual al pasar por el desagüe.
Estas aguas proceden principalmente de 5 ámbitos:
- Necesidades fisiológicas propias, como la orina, las heces ,…
- Preparación de alimentos, como aceites, aguas de lavado, aguas de cocinado, …
- Productos de limpieza, como fregasuelos, detergentes, suavizantes, desatascadores, …
- Productos de higiene, como jabones, cremas, champú, dentífricos, …
- Otros sólidos, como toallitas, tampones, preservativos, tiritas, colillas, pinturas,…
Evidentemente los residuos procedentes de nuestras necesidades fisiológicas no se pueden evitar, pero sí se puede reducir los vertidos de la preparación de alimentos y de productos de limpieza e higiene, y eliminar completamente los procedentes de otros sólidos. Siempre cuando haya voluntad y compromiso.
¿Cómo hacerlo?
- Otros sólidos
Nunca tires un residuo por el inodoro: este no es un cubo de basura. Colillas, toallitas húmedas, papeles, servilletas, bastoncillos, …
Todo esto va al cubo de basura.
Para evitar que se cuelen de manera accidental por el desagüe, existen unas rejillas para los agujeros de los lavabos, bidé, ducha y fregadero de la cocina.
- Cocina
La cocina es un lugar muy utilizado en las tareas cotidiana y en la que preparamos nuestra alimentación.
Los restos y desperdicios de comida que sean sólidos deben ir siempre al cubo de basura. Hay que vaciar los platos antes de llevarlos al fregadero: si contienen también líquido, se vacía y luego el sólido al cubo.
El aceite de freír y de las conservas es muy contaminante. Lo recomendado es depositarlos en una botella de plástico y que los recoja una empresa dedicada al reciclaje. Si esto no es posible, tira esta botella llena al cubo de basura.
El horno es un electrodoméstico que se ensucia a menudo y sus limpiadores son productos desengrasantes muy agresivos: lo mejor es tirar sobre la suciedad un poco de sal cuando está caliente y limpiarlo con vinagre o un jabón suave. También puede servir un estropajo de acero enjabonado.
Los platos fregarlos a mano con un jabón que sea biodegradable. Si el jabón es concentrado utiliza la mitad.
Los posos del café y del té, a pesar de su fama de desatascadores de tuberías, deben ir al cubo de basura.
- Cuarto de baño
Los limpiadores de baño son productos desinfectantes y desincrustantes que deben ser utilizadas en su justa medida. Utilizar vinagre también puede cumplir parte de este trabajo y es mucho mejor para el Medio Ambiente.
La lejía es un elemento que debemos utilizar lo menos posible y no de uso diario. En condiciones normales no hace falta una limpieza tipo hospitalaria como ofrecen estos productos, sino que un limpiador normal biodegradable es suficiente.
Los bloques que se cuelgan del inodoro que sirven para perfumar y colorar el agua no aportan demasiado y son muy contaminantes.
El papel higiénico que no tenga colores no olores, ya que los tintes y perfumes utilizados contaminan tanto en la fabricación como para su depuración.
Jabones, geles, champús, … son productos de uso diario y común, y pese a que son más suaves que detergentes, la suma de todos influye, por lo que hay que utilizarlos con moderación y no formar montañas de espuma.
Los medicamentos contaminan enormemente las aguas y su depuración es muy complicada: cuando quieras deshacerte de ellos nunca por el inodoro, siempre a la farmacia en los contenedores habilitados.
Las compresas y tampones, al cubo de la basura.
- Productos de limpieza
El mejor consejo es utilizar productos menos agresivos y potentes y además utilizarlos en su justa medida, tal como indica el fabricante.
Productos que funcionan bien como agua, vinagre, bicarbonato, … son buenos limpiadores y en general menos contaminantes.
Busca productos que contengan la Etiqueta Ecológica Europea, que distingue a los productos más respetuosos con el Medio Ambiente.
Los suelos pueden lavarse muy bien con agua caliente y un poco de jabón de lavavajillas, que es poco agresivo. Si se le añade vinagre (no apto para todos los suelos) proporciona brillo.
Los cristales pueden lavarse con agua caliente y un limpiahogar multiusos suave, secado con un trapo o papel. Muchos limpiacristales son agresivos y tóxicos.
- Lavadora
Lo principal es utilizar la dosis recomendada por el fabricante, que depende de la suciedad de la ropa y de la dureza del agua.
Es mejor utilizar productos concentrados y cuánto menos embalaje mejor: aunque parezca poca cantidad, la dosis indicada es suficiente para la limpieza.
Los suavizantes no hay que utilizarlos en exceso: normalmente perfuman la ropa y la suavidad que ofrecen se puede conseguir igualmente al planchado.
En la medida de lo posible, busca detergentes sin fosfatos, sin blanqueantes químicos y biodegradables.
- Otros
Pinturas, disolventes, barnices, … utiliza aquellos con base acuosa e intenta utilizar la cantidad justa.
Si sobra un bote, ciérralo bien y tíralo al contenedor de residuos, nunca por el inodoro o el desagüe.
Esta información se ha extraído de la “Guía práctica para reducir los vertidos domésticos y mejorar su calidad”, de la Fundación Ecología y Desarrollo.
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