Las bombillas no deben tirarse en la basura sin más, ya que son elementos reciclables y muchos de sus componentes se pueden reutilizar.
Para el reciclaje de bombillas es importante saber cuáles son las que se pueden reciclar, cómo hay que proceder en cada caso, cuáles son los procesos a los que son sometidas después de que se recogen y qué se hace con lo que se recupera.
¿Por qué reciclar las bombillas?
Las bombillas de todo tipo podrían desecharse en los puntos limpios o si no hay más remedio en los contenedores grises, pero el grave problema es que muchas de ellas contienen elementos tóxicos.
Estos elementos son potencialmente peligrosas para quienes manipulan la basura, por lo que reciclarlas es la mejor forma de desecharlas, evitando accidentes, contribuyendo a la recuperación de sus partes y no contaminado al medio ambiente.
Si bien es cierto que a veces resulta difícil encontrar el sitio idóneo para reciclar los diferentes tipos de bombillas, lo que NUNCA se puede hacer es desechar las bombillas, tubos o luminarias en los contenedores para vidrio, ya que están compuestas por varios elementos diferentes que deben ser separados.
Vale la pena informarse y buscar contenedores adecuados para depositarlas en el que corresponda.
Reciclar una bombilla significa asegurarse de que no sea parte de la basura común, cuyo destino definitivo es un vertedero, evitando que se sume a la enorme cantidad de elementos de la más diversa índole que contaminan y degradan el Medio Ambiente.
¿Cómo se desecha una bombilla incandescente o una halógena?
Las bombillas incandescentes tienen un pequeño filamento sostenido por soportes metálicos, que se calienta de tal modo que genera luminiscencia; las halógenas son una forma algo más avanzada, que suelen colocarse en exteriores, ya que tienen un alto poder lumínico y mayor resistencia.
El problema de ambos tipos de luminarias es que tienen un nivel muy bajo de eficiencia energética.
Los contenedores que se emplean para el reciclaje de luminarias no aceptan bombillas de estos tipos, por lo que lo mejor es buscar el punto limpio más cercano y depositarlas allí.
Esto sucede porque son de manufactura antigua y para poder reciclarlas se las debe procesar adecuadamente, con el fin de separar sus componentes.
Lo primero que se hace es triturarlas, luego se las hace pasar por varios procesos que dan como resultado la separación de sus partes, empleando sistemas como la diferencia de gravedad o la electroestática.
Así se obtienen cuatro tipos de componentes: tungsteno o molibdeno (procedente de los filamentos incandescentes) metales ferrosos y no ferrosos (de los soportes y casquetes) y vidrio.
En el caso de que contengan altas concentraciones de Mercurio deberán pasar por un proceso de destilado, para recuperarlo.
A finales de 2008, la Comisión Europea decidió que las bombillas del tipo incandescente debían desaparecer de forma progresiva, del mercado de los países integrantes de la UE.
Para ello se estableció un calendario de retirada entre los años 2009 y 2013 y ordenando que a partir de 2016 se comercializaran únicamente lámparas fluorescentes, halógenas de clase B, bombillas LED y compactas (LEC).
Cómo desechar las CFL y los fluorescentes
Las bombillas CFL (siglas de Compact Fluorescent Light o luz fluorescente compacta) y los tubos fluorescentes contienen compuestos peligrosos y deben ser manipulados con mucho cuidado.
De hecho, se aconseja cortar la electricidad antes de proceder a retirar los tubos quemados o a colocar unos nuevos y envolverlos en periódicos para llevarlos al punto de reciclaje (no desechar el papel junto con las bombillas o los tubos).
En caso de que este tipo de bombillas o tubos se rompan hay que mantener la calma, intentar no aspirar los gases que se puedan haber liberado, desconectar aparatos de acondicionamiento térmico y evacuar el ambiente de personas y mascotas, para poder ventilar por al menos 20 minutos.
Recoger los trozos con un trapo o un papel húmedo, nunca aspirarlos ni tocarlos con las manos.
Para reciclar un fluorescente primero se lo hace pasar por una cinta transportadora, que lo lleva al punto de corte de los cabezales, permitiendo la recuperación del metal del que están compuestos, luego se aspiran los polvos fluorescentes que se recuperan por aspiración, destilado y enfriamiento y finalmente se procede a separar vidrio, metales y plásticos, para que, una vez triturados se dispongan para su reutilización.
Las CFL pasan por un proceso de reciclaje similar.
¿Cómo se desechan las LED?
Las bombillas LED o de diodos emisores de luz tienen un microchip que al recibir una corriente eléctrica enciende los diodos y genera luz. Son las luminarias más eficientes que hay en el mercado y comparadas con las bombillas incandescentes su nivel de eficiencia energética puede superar el 90%.
Las bombillas LED no pueden tirarse a la basura, puesto que pueden romperse y lastimar a alguien y tienen compuestos peligrosos, además, por temas de mera sostenibilidad medioambiental es importante proceder a su reciclado, depositandolas en los contenedores de residuos adecuados.
Para proceder al reciclaje de las bombillas de bajo consumo se las introduce en una máquina que las coge por el casquillo y rompe el cristal por presión.
Tras varios pasos intermedios, al final del proceso se obtienen importantes cantidades de metales y vidrios que pueden reutilizarse como materias primas en la fabricación de diversos objetos.
Dónde tirar bombillas
Se podría pensar que las bombillas, al poder llevar componentes de vidrio, van al contenedor verde, pero esto no es correcto. A parte de vidrio, las bombillas tienen otros muchos componentes que deben ser separados antes de tratarse. Por eso las bombillas deben ir al punto limpio o ecoparque
Para facilitar esta tarea existe una asociación sin ánimo de lucro llamada AMBILAMP que establece otros puntos de recogida de bombillas usadas, situados en comercios, ferreterias, supermercados, tiendas de iluminación,…
También dispone de un buscador